Ponemos el “Re” entre comillas porque la conquista cristiana fue justificada debido a que antes de la llegada del Islam en el año 711 de nuestra era, estas tierras estaban habitadas por los primeros cristianos, los Visigodos. Fue una cruzada, recuperar las tierras para el dominio cristiano y no porque antes perteneciesen a la corona de Castilla.

1484. Los campos del Valle del Guadalhorce no olían a azahar, a tierra recién labrada, a huertos regados a manta mediante una sofisticada red de acequias. Esa primavera el campo olía a cosechas quemadas y a olivos, vides e higueras taladas. El Maestre de Santiago, el Marqués de Cádiz y Don Alonso de Aguilar entraron en los campos de toda nuestra comarca y la Vega de Málaga con sus huestes, arrasando con todo a su camino.

Fue un duro golpe para la economía alhaurina, basada en la rica agricultura de su territorio.

Llegado el verano, el 20 de Junio de 1484, Álora era conquistada por las tropas cristianas. Los Reyes Católicos suspendieron la campaña hasta 1485, no antes sin dar un castigo ejemplar a Benamaquex, un poblado situado en el Partido de la Fuente del Sol, que se sometieron como mudéjares a los cristianos y que fueron ejecutados sus hombres y vendidos como esclavos sus mujeres y niños por romper la alianza pactada. El Rey exclamó: ¡Yo haré que la pena de estos sea temor a otros, para que guarden lealtad por fuerza, cuando no la guarden de grado! El poblado fue totalmente destruido.

Fueron vencidas Coín y Cártama. Desde Alhaurín se escucharían los cañonazos del potente ejército cristiano. Poco después los cristianos destruirían Fahala, en una batalla con numerosos muertos cuya sangre tiñó de rojo el arroyo cercano al Castillo de Fahala, haciendo que se le conociese como Arroyo Sanguino, nombre que llega hasta nuestros días.

Distinta fue la toma de Alhaurín, sus habitantes, viendo al ejército cristiano llegar sin piedad, muchos huyeron hacia Marbella, partiendo desde allí a África en galeras cristianas. Otros huyeron a la Serranía de Ronda, donde se establecieron como moriscos. Muy probablemente partieron con los objetos de valor que pudieron llevarse fácilmente, como monedas de oro, etc. Quizá por ello no ha habido grandes hallazgos de este tipo en nuestro municipio.

Alhaurín fue tomado en los primeros días de Mayo de 1485. Los pocos habitantes que optaron por quedarse quedaron sometidos a Pedro del Castillo como moriscos. Los cristianos acababan de llegar a un Alhaurín vacío, en silencio, en el que sólo se oirían los cánticos de los sacerdotes purificando las calles y casi con total seguridad convirtiendo la antigua mezquita en iglesia hasta la construcción, pocos años después, de la Parroquia de la Encarnación sobre el lugar que ocuparía la citada mezquita aljama del Alhaurín islámico.  La bandera con la cruz cristiana y la de Santiago, colgaban ya de lo más alto de la torre defensiva ubicada cerca del aun en pie Arco del Cobertizo. Alhaurín ya era cristiano.

Atrás quedaron casi ocho siglos de dominación islámica, de avances tecnológicos que aprovecharon el agua como fuente de energía de molinos, de kilómetros de acequias que convertían sierras vírgenes en ricas huertas de regadío.

Comenzaba una nueva etapa para Alhaurín el Grande. Por Real Cédula de los Reyes Católicos, concedida el 25 de Junio de 1501, y que no dejaba de ser una ratificación de la firmada en Murcia en Junio de 1488, la antigua alquería, junto a otras villas, lugares y términos, pasa a formar parte de la Tierra de Málaga, un amplio territorio bajo la administración de la ciudad. Pese a contar con su concejo, alcaldes y alguaciles propios desde la época de los Repartimientos, esta situación generará un descontento más que evidente, manifestado ya a mediados del siglo XVI.

Tanto Alhaurín como las villas de su alrededor van a experimentar un progreso económico y poblacional que va a hacer madurar la idea de la segregación. En 1559, Málaga, preocupada por las aspiraciones de las cuatro villas del Guadalhorce, acuerda con la Corona, mediante escritura de concierto, ajuste y transacción, “que en tiempo alguno se pueda enajenar ni apartar de su jurisdicción los pueblos, villas y lugares que en ella había”.

Sin embargo, la monarquía de los Habsburgo necesitaba fondos para mantener su política hegemónica, por lo que se vio obligada a poner a la venta una serie de títulos, derechos y privilegios. Todo ello hace posible que Alhaurín el Grande compre su jurisdicción el día 7 de Enero de 1634 por la enorme suma de 4.459.916 maravedíes de plata, prestados por unos vecinos de Antequera.

Tan sólo 32 años después, en 1666, se suprimen los villazgos de Alhaurín el Grande, Cártama, Álora y Coín, creando el Corregimiento de la Hoya de Málaga o de las Cuatro Villas. Al mando del cual se encontraba un corregidor con residencia en Coín. Desde entonces y hasta 1836, con las excepciones de la guerra de la Independencia (1808-1813) y el Trienio Liberal (1820-1823), estaría vigente este modelo de gobierno.

A pesar de ello, Alhaurín el Grande contaba con una relativa autonomía, contando con un corregidor y cuatro regidores a mediados del siglo XVIII. Los cabildos se celebraban en la Casa Consistorial, ubicada en Plaza Baja. Regidores, síndicos y diputados tomaban asiento en una sala presidida por una imagen de la virgen.

Aunque la villa pertenecía a la Corona, la influencia de la nobiliaria familia de los Manrique de Lara se hará sentir con gran fuerza, hasta el punto de que intentarán comprar sin éxito la jurisdicción del pueblo entre 1645 y 1722. Según el Catastro de Ensenada, poseían en propiedad “la vara de Alguacil mayor perpetuo con vos y boto en su ayuntamiento” Así como los oficios de Alcaide de cárcel y las dos escribanías de la localidad. Esta familia habitaría el palacio ubicado en Plaza Baja frente a la Casa Consistorial, haciendo esquina con Calle Altillo y del que aun se conserva parte del edificio, con un artesonado en lo que podría ser el comedor del palacio. Algunos miembros de este noble linaje nacieron aquí, eran los Duques de Aguilar y Frigiliana. Más tarde, al extinguirse esta familia, sus títulos pasaron al Ducado de Montellano, los cuales entroncaron luego con los Fernán-Núñez.

Alhaurín el Grande se encontraba ya inmerso en la Edad Moderna, proliferaron grandes edificios públicos y privados como la construcción de la actual Parroquia de la Encarnación, el Hospital de Santa Catalina, ubicado en la zona entre Calle Cilla y Calle San Sebastián, el Palacio de los Montellano (Antes de los Manrique de Lara), La Casa Consistorial, el Palacio de Fernán-Núñez, en Calle Cilla, etc. La Plaza Baja se convertía en el centro neurálgico de la villa, donde se concentraría el poder. Quedando ‘a las afueras’ el convento franciscano, también de esta época, ubicado en la actual Ermita de la Santa Vera Cruz y el hospital anexo sobre cuyo solar se construyó el actual ayuntamiento ya en época más reciente.

 

Escrito: Juan Pablo Rueda Aragón, Historiador del Arte.

Bibliografía:

Morillo del Castillo, M. A. y Pérez González, S.D., Aproximación histórica a la Edad Moderna en Alhaurín el Grande, Guadalhórcete, Del Medievo a la Modernidad. Pp. 185-205. GDR Valle del Guadalhorce. 2005.

Castillo Benítez, J. Historia de la Villa de Alhaurín el Grande, pp. 65-75. Ayuntamiento de Alhaurín el Grande. 2018.

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