Ubicada en el barrio homónimo, a los pies de la Sierra, en la parte más alta del pueblo y sobre un pequeño promontorio al que todavía a comienzos del siglo XX se le llamaba “Cabezo de San Antón”. El propio Ildefonso Marzo afirmaba en su Historia de Málaga y su Provincia que la capilla había sido reedificada hasta tres veces, señalando el año de 1500 el de la construcción de sus primeros cimientos. El culto a San Antón, patrón de los animales, cuya fiesta parece tener orígenes paganos, se dará en Alhaurín desde comienzos del siglo XVI, fecha en la que se había constituido una Cofradía bajo su advocación, que ya aparece reflejada en la Distribución Subsidial de 1530. Serán muy numerosas a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII las referencias que tenemos a esta imagen y su ermita, que nos indica la importancia que tiene esta devoción desde tan antiguo en nuestro municipio, cuya fiesta se celebraba, con sermón y procesión incluidas, cada 17 de enero y que en la actualidad se sigue celebrando en el fin de semana cercano al 17 de enero, su onomástica.

En el siglo XVII, durante las obras de ampliación de la ermita, se halló una lápida visigoda de alabastro negro tallada con una escena religiosa, ubicada bajo el altar mayor, siendo trasladada a la parroquia de la localidad y desapareciendo durante la Guerra Civil. Sin duda, una de las mayores pérdidas patrimoniales del municipio ya que son muy pocos los ejemplos conservados de medio relieves visigodos en la zona.

El pequeño templo, en el que se veneraban a comienzos del siglo XX las imágenes de San Antón y San Juan de la Mata, se encontraba al cuidado de un ermitaño. El historiador Pérez González destaca que el eclesiástico Francisco Fernández de Medina se convirtió en uno de los principales valedores del culto a San Antón durante el siglo XVIII. Este personaje poseía el privilegio, de fuerte contenido simbólico, de sacar el estandarte mayor en la procesión anual. En 1757 aportó 4.000 reales para proceder a la reedificación de la ermita, costeando así la mayor parte del coste de las obras. Además, retocará la imagen, a la que donó unas andas para que fuese procesionada e igualmente regaló los bancos del templo. Asimismo, pagó 550 reales para el retablo del altar mayor en el que se veneraba el santo.

Desde el punto de vista arquitectónico, San Antón es un edificio rectangular con una sola nave que desemboca en una capilla mayor de planta cuadrada. El exterior nos presenta una pequeña espadaña lateral que alberga una campana. Actualmente, el acceso se realiza mediante la portada principal, provista de un arco de medio punto, situada en la parte frontal del edificio y que probablemente esconda en sus laterales pilastras de ladrillo, enmascaradas por la estructura actual. En el lateral derecho se encuentra otra puerta de acceso, actualmente tapiada, con un arco carpanel. El conjunto quedó totalmente desvirtuado a causa de un saqueo en 1936 y las obras llevadas a cabo durante la posguerra para convertirlo en una escuela rural. Su interior, que debió estar provisto originariamente de techo de yeserías y falsa cúpula, siguiendo el estilo de la época, se encuentra hoy totalmente desnudo de decoración.

 

Juan Pablo Rueda Aragón, Historiador del Arte.

Bibliografía:

Morillo del Castillo, M. A. y Pérez González, S.D., Aproximación histórica a la Edad Moderna en Alhaurín el Grande, Guadalhórcete, Del Medievo a la Modernidad. Pp. 185-205. GDR Valle del Guadalhorce. 2005.

Pérez González, S.D., Morillo del Castillo, M.C. La época romana en Alhaurín el Grande. Guadalhórcete, una de romanos. GDR. 2014.

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