Para hablar de la economía del municipio en la Edad Moderna tenemos que adentrarnos, en primer lugar,  en el Análisis de los Repartimientos realizado por Burgos Madroñero señala cómo a finales del siglo XV, el cultivo de higueras y olivos era predominante en la zona, además de la viña y el secano. Eran cultivos que no necesitaban regadío, esto llama la atención, ya que Alhaurín era muy rico en manantiales y huertas de regadío, por lo que podemos interpretar que, tras la conquista cristiana, la red que conectarían las fuentes naturales de agua con las huertas para el cultivo se vería muy deterioradas o parcialmente destruidas a consecuencia de las acciones bélicas de los años anteriores.

Entre finales del siglo XV y principios del XVI, el cultivo de la vid parece adquirir una mayor importancia, expandiéndose por la provincia. En nuestro término, la vid se adaptó mejor que el cereal, más delicado a las inclemencias meteorológicas.

El Catastro del Marqués de la Ensenada deja ver la gran riqueza real y potencial del pueblo. Al igual que dos siglos antes, la higuera y el olivo eran los cultivos principales, seguidos de otros cultivos de frutales como el granado y la vid. También era abundante el cultivo de cereales, especialmente el trigo y la cebada. Estrada, en su obra Población General de España, sus Reynos y Provincias, describe Alhaurín como: “una villa fértil en pan, vino, aceite, huertas y frutales, regalada de cuanto necesita y con el mejor pan que entra en Málaga” allá en los siglos XVII y XVIII.

Además de la agricultura, la economía alhaurina en los primeros siglos de la Edad Moderna dependía también en cierta medida de la ganadería y es que, aunque no se cuentan con censos de ganado inmediatamente posteriores a la conquista cristiana, si existen datos de la tributación decimal de 1492, tan sólo siete años después de la llegada de los Reyes Católicos. Ese año Alhaurín el Grande satisfizo 5.056 maravedíes por corderos, queso y lana, 2.029 maravedíes por cabras y cerdos y 425 por becerros, llegando a un total de 7.504 maravedíes.

Ya en el siglo XVIII contamos con dos fuentes de información que nos dan a conocer la Ganadería y su Reglamentación en esta época. Por un lado, el Catastro de Ensenada, que aporta un censo ganadero y las Ordenanzas Municipales de 1784 que informa de la normativa vigente en la villa con respecto a esta actividad.

Según el Catastro de Ensenada, el número de cabezas de ganado caprino ascendía a 653. El porcino, fundamental en la economía doméstica ascendía a 733 cabezas. El ganado más importante era el ovino, con 2.691 cabezas. Su producción de lana y leche la hacían especialmente rentable, por lo que fue la especie más presente en el Alhaurín el Grande de la Edad Moderna. En cuando al ganado vacuno, se contaba con 348 bueyes y 30 vacas. Los asnos, utilizados como medio de transporte y en labores agrícolas sumaban 280 animales.

Los espacios destinados para el ganado eran las dehesas, el Ejido y los abrevaderos. En el caso de las dehesas, eran de uso comunal y pertenecían a los Bienes de Propios del Concejo. En el pueblo habría dos Dehesas, la Baja y la Alta, que eran ocupadas por los animales de labor entre finales de agosto y el 20 de mayo. En los Repartimientos de 1492 ya aparece una de ellas.

Se contaba además con cinco abrevaderos para el ganado, el mayor era el de Las Torres, y a éste le seguían el de Montánchez, Fuente del Alcornoque, Fuente del Perro y San Antón.

Como en el resto de la Europa de la Edad Moderna, la sociedad se caracterizaba por la desigualdad y privilegios de la población que daba el nacimiento o la incorporación a la Iglesia daban a nobles y eclesiásticos. La división entre privilegiados y no privilegiados constituiría una barrera difícil de franquear en un sistema en el que las opciones de promoción eran muy pequeñas.

Existía una desigualdad entre sexos, jugando la mujer un papel silenciado en la sociedad. El campo, el hogar o el servicio doméstico serían las principales actividades que permitirían a las mujeres alhaurinas sobrevivir, aprender un oficio cualificado e incluso promocionarse socialmente en una época en la que era necesaria una dote con la que afrontar el matrimonio.

La evolución demográfica de Alhaurín el Grande es difícil de valorar debido a la destrucción de los archivos parroquiales y a los confusos datos que dan los censos. Según el Repartimiento de 1492, el pueblo contaba con 70 vecinos (unos 350 habitantes), en 1591 su número había ascendido hasta 229 vecinos (unos 1.000 habitantes) y llegado a los 250 (1.200 habitantes) en 1634. Años después, en 1646, tras pasar por epidemias y hambrunas, la población descendió a 161 vecinos, hecho que también ocurriría en las vecinas localidades de Coín, Álora y Cártama.

En 1751 el número de vecinos ascendía 620 (3.000 habitantes aprox.) según el Catastro de Ensenada y podría desglosarse así: 369 vecinos útiles, 223 jornaleros, 11 eclesiásticos seculares, 15 pobres de solemnidad y 13 viudas pobres. En 1773 creció hasta los 3.600 habitantes y, según Madoz, nuestra villa alcanzaría los 4.500 habitantes a principios del siglo XIX.

La religiosidad fue un factor importante en el Alhaurín moderno. La Inquisición tuvo una incidencia muy escasa, entre 1560 y 1588 fueron condenados en el Tribunal de Granada tan sólo 7 vecinos, por delitos tales como superstición o blasfemia.

Las Hermandades y Cofradías van a experimentar un auge importante, ya que las personas inscritas en ellas adquirían ciertos derechos como el de enterramiento, además de rendir culto público a sus advocaciones. Fueron al menos trece las corporaciones que desarrollaron su actividad en estos siglos: San Antón, San Lázaro, Fuensanta, Santísimo Sacramento, Virgen de Gracia, San Sebastián, Vera-Cruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno, San Agustín, Santa Catalina, Benditas Ánimas, Santa Escuela de Cristo y Nuestra Señora del Rosario.

El asentamiento de importantes comerciantes malagueños en nuestra villa será otra característica de la sociedad alhaurina en la segunda mitad del siglo XVIII. Estos comerciantes van a adquirir casas de recreo y propiedades rústicas en las que pasarán largas temporadas en el año, como es el caso de Pedro Quilhin. Incluso algunas familias se emparentarán con la burguesía malagueña mediante matrimonios.

Su cercanía a la capital, la riqueza de sus campos y la tranquilidad que en él se respira, hizo que ya en el siglo XVIII llegasen comerciantes adinerados para construirse viviendas de recreo. Alhaurín fue, y es siempre, un pueblo que abraza al forastero y lo invita a sentirse como en casa. Tenemos numerosos ejemplos de vecinos ilustres venidos de fuera y que eligen Alhaurín como su residencia para el descanso, como va a seguir ocurriendo hasta nuestros días. Iremos enumerándolos a medida que vayamos avanzando cronológicamente.

Ahora, ya conocemos algo más de cómo era nuestro pueblo cuatro siglos atrás, cómo era su economía y cómo vivían sus gentes. Actualmente contamos con algo más de 25.000 habitantes y a pesar del auge del sector servicios, la agricultura y la ganadería siguen ocupando un papel fundamental en nuestra economía.

 

Juan Pablo Rueda Aragón, Historiador del Arte.

Bibliografía:

Morillo del Castillo, M. A. y Pérez González, S.D., Aproximación histórica a la Edad Moderna en Alhaurín el Grande, Guadalhórcete, Del Medievo a la Modernidad. Pp. 185-205. GDR Valle del Guadalhorce. 2005.

Castillo Benítez, J. Historia de la Villa de Alhaurín el Grande, pp. 75-154. Ayuntamiento de Alhaurín el Grande. 2018.

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